Nos desplazamos a Sant Mateu, Castellón, donde se encuentra uno de los museos paleontológicos más importantes de la Comunitat Valenciana, con más de 5000 ejemplares de fósiles de todo tipo, y donde se encuentran partes del fósil del dinosaurio descubierto por Juan Cano Forner, un hombre de 82 años aficionado a la paleontología que, en 1990, descubrió los restos del Vallibonavenatrix cani, el único dinosaurio de la familia de los espinosaurios descubierto en la Península Ibérica. A parte del Vallibonaventatrix, el museo paleontológico de Juan Cano cuenta con varios fósiles de Iguanodon, de cocodrilos prehistóricos, fósiles vegetales y una cantidad inmensa de fósiles de animales invertebrados llamados ≪amonites», los cuales son la especialidad del arqueólogo, como hemos mencionado antes.

Parte del museo de Cano en Sant Mateu (Castellón)

Algunos fines de semana, Juan iba a hacer sus excavaciones junto a sus tres hijos, que también tienen afición a la paleontología. A día de hoy, ha surgido una ley que prohíbe las excavaciones con el fin de encontrar fósiles; de ahí que, Juan y sus hijos ya no puedan ir en búsqueda de otros nuevos.

Juan Cano ha tenido la amabilidad de contarnos varias de sus experiencias vividas durante todos los años que ha dedicado a la búsqueda de fósiles cuando él era más joven. El museo conserva fósiles de todos los rincones del mundo, así como, de todos los tamaños, desde los más pequeños hasta los más grandes que podáis imaginar. 

Nos explicó, también, el arduo camino transcurrido hasta la confirmación del fósil como uno jamás antes encontrado. Al verlo por primera vez, supusieron una hipótesis de fósil inicial, que luego fue refutada, pues no cuadraba. Más tarde, lo expusieron en el museo del propio  Juan Cano, a donde iban paleontólogos de todo el mundo para intentar encontrar la especie de la cual se trataban estos fósiles. Tuvieron que pasar años y años hasta el reconocimiento oficial de este dinosaurio como uno único y nunca antes visto en el mundo.

Además, nos habló de que los primeros fósiles de este ejemplar fueron encontrados a principios de los años 90 y se trasladaron todos los fósiles encontrados en 1994. Es decir, que el fósil tardó más o menos 4 años en ser desenterrado y expuesto en el museo de Juan Cano.

También, nos explicó que la paleontología fue su pasión desde hace mucho, aunque no le pudiera dedicar el tiempo deseado, pues, tenía que cumplir su labor como profesor.

“Al acabar de desenterrar el fósil no teníamos muy claro a qué dinosaurio pertenecía; pero, después de muchas investigaciones, se descubrió que correspondía a un dinosaurio que no se había descubierto nunca en ningún sitio del mundo. Me alegré mucho, porque para mí descubrir un fósil de esas características me hacía mucha ilusión después de tanto tiempo dedicándome a la paleontología”, relataba. En el museo solamente tiene las partes del dinosaurio que pudieron encontrar en la excavación.

Representación a escala del Vallibonabenatrix cani en su lugar de origen, Vallibona

Lo que no se imaginó jamás es que sus indagaciones contribuyeron a un descubrimiento tan significativo. Igualmente, nos comentó que empezó a interesarse por el mundo de la paleontología desde que era pequeño, y que siempre ha tenido esa curiosidad de descubrir cosas nuevas.

Juan nos contó el proceso que hay que llevar a cabo para buscar y desenterrar un fósil. Según sus propias palabras, se iba al monte con sus hijos a buscar rastros. En cuanto él o alguno de sus hijos encontraba en la tierra un color sospechoso, empezaban a cavar en ese punto, hasta que se cansaban o hasta que encontraban algún tipo de fósil. 

De este modo no se pueden encontrar huesos de dinosaurios, solo otro tipo de fósiles, como de hojas, etc. La única manera posible de encontrar un dinosaurio era o teniendo suerte o hallando una parte del hueso que estuviera descubierta, a la vista. Es en ese momento es cuando hay que empezar a cavar y minar alrededor del esqueleto

“Cuando me dijeron que los fósiles pertenecían a una nueva especie, me sentí agradecido tras todo el esfuerzo que hubo desde el momento en que comenzamos a desenterrar hasta el día en que se me confirmó que el Vallibonavenatrix cani es una nueva categoría de dinosaurio.” Así nos expresaba Juan cómo se sintió en el momento en que se le transmitió la veracidad del descubrimiento.

Tras varios años excavando con sus tres hijos, finalmente, encontraron un fósil de una especie jamás vista de dinosaurio. Además del esfuerzo, también por el hecho de  hacer que gente  de diferentes partes de Europa y del mundo fuera hasta Vallibona tan solo para ver el fósil del Vallibonavenatrix cani, les ayudó mucho a  hacer conocido el museo donde ya tenía algunas “reliquias” de la zona, como piedras antiguas de varios siglos atrás, así como, diferentes tipos de fósiles, que es de lo más abundante del museo.

Para terminar, nos contó una anécdota interesante que le ocurrió a la hora de ponerle nombre. Inicialmente, su nombre habría sido “Vallibonavenator cani”: “Vallibona” por el lugar de descubrimiento; “venator”, que significa cazador en latín, y “cani” en honor al propio descubridor. Pero, debido a la dificultad en cuanto a la identificación del sexo, le pusieron al dinosaurio su nombre actual en femenino, Vallibonavenatrix cani, que significa cazadora de Vallibona.

Algunos de los fósiles del Vallibonavenatrix cani que se encuentran en el museo de Juan Cano.

https://www.nationalgeographic.com.es/ciencia/vallibonavenatrix-espinosaurido-iberico_14664‘Vallibonavenatrix’, el primer espinosáurido ibérico
https://www.apuntmedia.es/societat/identificada-una-nova-especie-de-dinosaure-a-castello_8_1375177.html

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