Los males de la generación Z: dependencia, sedentarismo, ciberacoso…

El uso de las redes sociales ha incrementado radicalmente en los últimos años, las aplicaciones y los usuarios han ido aumentando hasta convertirse en una herramienta imprescindible y fundamental de nuestro día a día. Sin embargo, aunque las redes sociales han traído consigo aspectos positivos como el intercambio de información entre usuarios de alrededor del mundo, estas también han promovido consecuencias negativas como un deterioro en la salud mental de gran parte de los usuarios.  Ejemplos sobre las consecuencias a la sobreexposición las podemos encontrar en los miles de artículos publicados en el Google Education: violencia de género, depresión, ansiedad o trastornos alimentarios son algunos de los aspectos analizados y estrechamente relacionados con las redes sociales.

En la actualidad, la salud mental está fuertemente influenciada por los hábitos y las rutinas personales. Hacer deporte, tener una buena alimentación y regular y gestionar las emociones pueden ayudarnos a reducir los problemas de salud mental. Sin embargo, no parece que la tendencia de la sociedad vaya en esa dirección, sino más bien en la contraria. Un claro ejemplo son las redes sociales, ya que estas son las causantes de algunos problemas mentales, psicológicos o sociales de los que vamos a hablar en profundidad en este artículo.

¿Qué entendemos por adición a las redes sociales? La adicción a las redes supone un uso excesivo de estas a través de cualquier dispositivo, interfiriendo de este modo en la vida de las personas afectadas. La Organización Mundial de la Salud califica este tipo de dependencia de la siguiente manera: “el uso excesivo de las tecnologías o Internet tiene la misma consecuencia que una droga”, caracterizando esta fuerte necesidad como una enfermedad llamada adicción. Según estudios realizados por la OMS se ha llegado a la conclusión de que el rango de edad más dependiente de estos medios sociales son las personas menores de 40 años.  Cabe destacar que en un estudio realizado por la Confederación de la Salud Mental en España, aproximadamente, el 88% de los usuarios de las redes sociales no son conscientes de su uso abusivo, siendo la generación Z, es decir, los nacidos a partir de 1997, quienes más utilizan las redes con una frecuencia diaria mayor a 5 horas en el 85,7% de los casos.

Ante estas exposiciones, uno de los patrones que se ve más directamente afectado es el sueño. Pasamos muchas horas delante de estas aplicaciones. Como resultado a exposiciones prolongadas aparece el insomnio, que según la RAE se define como la falta de sueño a la hora de dormir, y tiene consecuencias en la salud muy importantes que pueden llevar a alteraciones en el metabolismo, como la obesidad o la diabetes, desórdenes hormonales, e inmunológicos, etc. Pasar tres o más horas al día navegando en las redes sociales está contribuyendo a estos malos hábitos de sueño entre los adolescentes del país, advirtió una investigación dirigida por Holly Scott. Analizaron la información de 11.872 jóvenes de 13 a 15 años que informaron cuánto tiempo pasaban en las redes sociales cada día.  Observaron que poco más de un tercio (33,7%) dijo pasar menos de una hora al día en las redes sociales, por lo que fueron clasificados como usuarios “bajos”. Algo menos de un tercio (31,6%) admite que utiliza portales de 1 a 3 horas al día y son usuarios “típicos”. Del resto de los usuarios, poco menos del 14%, eran usuarios “intensivos” (pasaban entre 3 y 5 horas al día en línea) y alrededor de una quinta parte se consideraban usuarios “muy intensivos”, al utilizar estos portales más de 5 horas diarias.

Otro de los efectos derivados de las redes sociales, con claras influencias en las salud mental, es el ciberacoso. Se entiendo como el acoso de una persona hacia otra usando diferentes tipos de tecnologías como serían las redes sociales, videojuegos online, grupos de WhatsApp, etc. Tal y como se comenta en el artículo de módulo sobre el ciberacoso publicado por la INEGI en 2022, durante el año 2021 se registraron los siguientes datos: el 22.8% de las mujeres y el 20.6% de los hombres que usaron estas redes sociales son víctimas de este acoso. El ciberacoso  también es un problema que puede afectar a nuestra salud mental, generando depresión, ansiedad o incluso llevando al acto suicida. Así mismo, el acoso cibernético, a menudo, tiene un impacto público sorprendente en la dignidad de la víctima, puesto que dicho hostigamiento se ve motivado por la participación de otros individuos que apoyan el ridículo, respaldando, respondiendo y/o compartiendo contenido ofensivo. 

Otro de los efectos negativos de las redes sociales es el sedentarismo causado en ciertos usuarios. Según el Ministerio de Sanidad del gobierno de España, el sedentarismo abarca un conjunto de actividades que se realizan gastando la mínima actividad física. Este problema afecta a mucha gente, pues, según el Instituto Nacional de Estadísticas, solo un 40.39% de la población española entre los 15 y los 69 años practica actividad física moderada. El sedentarismo se puede dar en muchos contextos, ya sea en un trabajo de oficina, en una escuela o en el propio hogar, donde ciertos usuarios desarrollan adicción a las redes sociales.  Algunas de las consecuencias son la depresión, la apatía, la falta de impulsos, pérdidas de memoria y un aumento de la pereza y la insatisfacción. A nivel neurológico, la ausencia de movimiento y actividad física puede llegar a reducir hasta ocho diferentes regiones del cerebro, entre los cuales está el giro temporal inferior, que juega un papel importante en la identificación de objetos, personas, letras y números; o la médula ventrolateral rostral, una zona del tronco cerebral encargada de las actividades centrales no conscientes del cuerpo que es fundamental para controlar la presión arterial. 

En conclusión, podemos afirmar que la aparición de las redes sociales trajo consigo un gran impacto en la sociedad. Si bien surgieron muchos cambios positivos en nuestro día a día, es difícil ignorar el gran impacto psicológico que tuvo en muchos usuarios. Las tasas de problemas como la adicción, falta de sueño o sedentarismo han aumentado; mientras que otros, como el ciberacoso, han encontrado nuevos medios para hostigar a las víctimas. Por estos motivos, se cree que la generación de los nativos digitales es la más propensa a sufrir de trastornos alimenticios, ansiedad o depresión.

Bibliografía: 

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