Entérate de este ambiguo “truco” de cómo conservar el gas, famoso en varios países de  Europa. Una tradición que no tiene ni pies ni cabeza .       

Era un 24 de diciembre, estábamos en la cena familiar y decidimos abrir el champán. Bebimos, brindamos, y disfrutamos. Pero no lo consumimos todo, por lo que mi tío decidió contarnos un truco que había escuchado en algún lugar. Básicamente consistía en poner una cuchara en la boca de la botella, y al parecer así se podría conservar “la fuerza”. Yo insistí en que era un bulo común, pero al no hacerme caso, decidieron ponerlo a prueba. La botella se quedó hasta el almuerzo con una cuchara en su interior, y al abrirla se llevaron una gran sorpresa: el champán no tenía gas. Para mi realmente no fue nada del otro mundo, por lo que me plantee hacer este artículo desmintiendo este mito.

El famoso truco de la cuchara ha sido una costumbre que se ha pasado de generación en generación, sobre todo en épocas como las últimas fiestas que tuvimos: en Navidad.  En estas fiestas es muy común ver que si no se termina la botella de champán (o de otras bebidas con gas) se le ponga una cuchara a modo de tapón. Si en las siguientes celebraciones no quieres llevarte una decepción cuando abras la botella sin gas, porque previamente habías usado este “truco”, lee este asombroso artículo en el que te presentaremos lo que verdaderamente funciona y por qué colocar una cuchara no es nada confiable.

La explicación científica

Sabemos que, como todo en la vida, esto también tiene una  explicación científica: De cómo colocar una cuchara en una botella con gas no sirve de nada, y la interesante solubilidad de los gases.

Las burbujas se crean al servir las bebidas carbonatadas que, al ser un gas se mueven descontroladamente. El mito sugiere que coloquemos una cuchara de metal en la boquilla, y que de esta manera el gas mágicamente no escapará del recipiente, siendo esto un insulto a la lógica.

 En 1994, Michel Valade, Isabelle Tribaut-Sohier y Frédéric Panaïotis, del servicio técnico del CIVC,  Le Comité Interprofessionnel du vin de Champagne, publicaron un artículo en el que explicaban la siguiente experiencia: abrieron, usaron, guardaron  y refrigeraron varias botellas de champagne con el objetivo de retener el gas. Una botella se guardó sin ninguna cobertura, otro champán se guardó con el mismo tapón de corcho de la botella, otra con uno de metal, en otra colocaron  una cuchara metálica y en la última colocaron un tapón hermético. El resultado de dicho experimento llegó a una conclusión: la botella de champán tapada con el tapón hermético fue la única que fue capaz de conservar el gas. 

Así que… no, una cuchara de metal en la boca de una botella no va a ayudar a retener el gas, ya que con la botella una vez abierta, el gas tiende a salir y sale como quiere, sin embargo, una botella con un tapón hermético sí logrará que la pérdida de gas sea mucho menor.

La curiosa solubilidad de los gases en los líquidos.

Debemos tener en cuenta que la solubilidad de los gases depende de la presión y de la temperatura. Si un líquido de este estilo está frío, sus gases se disuelven en mayor cantidad, por lo que será más difícil que el gas se escape. Al contrario que los sólidos y líquidos, que en temperatura  elevada se hace más fácil su disolución. Por ejemplo, el cacao en la leche: si mezclamos cacao en polvo con leche en una temperatura baja o ambiente, veremos cómo se nos hace más difícil su disolución en esta. En cambio si precalentamos dicho líquido y a continuación procedemos a mezclar el cacao se nos facilitará su disolución, dado que al ser mayor la energía térmica mayor es la velocidad de las moléculas de la leche y del cacao .

Pero, si no es cierto ¿cómo llega este mito a nuestra cultura? Alrededor del siglo XVIII, cuando no existía la nevera y no se tenía hielo para poder conservar las bebidas, se creía que la forma adecuada de conservar el gas de las bebidas, era introducir una cuchara de plata en la boca de la botella. Este mito continuó con nuestras familias hasta hoy en día, donde algunos de nuestros mayores comparten la idea.

Así que ya saben.., la forma óptima de conservar el champagne (o cualquier otra bebida carbonatada), es hacer uso de un tapón hermético y para la nevera, no vaya a ser que echemos a perder estos deliciosos brebajes.

2 comentarios en “Bulo desmontado: Champán, gas e inútiles cucharas”

  1. ¡Genial este bulo! Bien explicado y con un toque divertido, ya que además parte de una primera historia personal, por lo que es muy original. Tiene dos apartados bien justificados pero en los que hemos echado en falta las referencias bibliográficas correspondientes ¿Os animáis a ponerlas en un nuevo comentario? También me surge la duda de por qué cuando la botella de champán está sin abrir sí que retiene el gas mediante su simple corcho, mientras que una vez abierta en el experimento que comentáis el corcho no era suficiente para parar el gas ¿Lo explicaríais también en el comentario? ¡Gracias!

  2. El corcho utilizado en las botellas de champán tiene una propiedad especial que lo hace adecuado para retener el gas dentro de la botella cuando está sellada. Sin embargo, una vez que se ha abierto la botella y se ha retirado el corcho original, ese mismo, ya no proporciona un sello hermético tan efectivo como antes. Hay varias razones por las cuales el corcho reutilizado no puede retener el gas de manera efectiva:

    1. Compresión: El corcho original se comprime cuando se introduce en el cuello de la botella y se expande para formar un sello ajustado. Después de retirar el corcho, este ya no tiene la misma capacidad de compresión y es posible que no se ajuste tan firmemente en el cuello de la botella.
    2. El corcho natural tiene una propiedad llamada «memoria elástica», lo que significa que tiende a volver a su forma original después de ser comprimido. Cuando se saca el corcho de una botella, se expande y pierde parte de su elasticidad, lo que hace que sea difícil volver a insertarlo de manera segura y eficaz en otra botella.

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