A lo largo de la historia la importancia del cobalto ha cambiado, antes era importante en el arte, ahora su uso principal es la industria tecnológica. A pesar de esto, el impacto medioambiental de su extracción no ha cambiado demasiado. En estos tiempos. surge otro problema añadido al medioambiental, ¿qué hacer con los residuos de este material? Algunos proyectos y artistas han ideado soluciones para darle una segunda vida al cobalto.

El ser humano es, por naturaleza, innovador, y sus inventos requieren de materias primas que, al ser tratadas debidamente sirven para distintos usos. Esta necesidad de innovar ha producido una dependencia de los países de ciertas materias primas, especialmente los países europeos. En el siglo XIX con el corcho, en el XX con el carbón y el petróleo y en el XXI de los metales raros y de las tierras raras. Estos elementos son muy poco comunes y, sin embargo, su demanda actual es ingente y la futura lo será aún más. 

Entre estos metales raros, se encuentra el cobalto. Hasta 1735 se desconocía la existencia del metal cobalto, sin embargo, el arte ya le había dado un uso mucho antes de saber lo que era. Ya en la antigua Babilonia, los sumerios usaban el cobalto al vidriar los ladrillos de cerámica para darles un color azul brillante. Este color se puede ver en la puerta de Ishtar,ubicada en el museo Pérgamo de Berlín. Asimismo, el óxido de cobalto se ha utilizado como tinte para las vidrieras de iglesias.

Pero su uso más importante en el arte es en el azul de Thènard, que se utilizó como alternativa al pigmento azul anterior, mucho más caro.Fue uno de los colores preferidos de los pintores impresionistas como Renoir, Monet o Van Gogh, que fue uno de sus máximos defensores,llegando a decir “el (azul) cobalto es un color divino y no hay nada tan bello para colocar atmósferas alrededor de las cosas”. 

Este uso del cobalto ha ido disminuyendo a lo largo del tiempo y, actualmente, tiene más importancia en la industria de la energía, especialmente en la fabricación de baterías recargables utilizadas en vehículos eléctricos y dispositivos electrónicos portátiles, debido a que sus aleaciones son resistentes al desgaste y a la corrosión y mejoran el rendimiento de las baterías eléctricas de litio, multiplicando por tres su capacidad.

También es importante su uso en Medicina, ya que, un isótopo de este, el cobalto-60, de propiedades radioactivas, se usa en la radioterapia contra algunos cánceres. 

Por estas propiedades es un material muy codiciado. De hecho, se estima que en 2030 la demanda de cobalto se multiplique por 24, pues cada vez son más necesarias las fuentes de energías renovables respetuosas con el planeta, que requieren cobalto para su fabricación.

Sin embargo, la extracción del cobalto ha estado envuelta en muchas controversias y conflictos.  Hay muy pocas minas de cobalto en el mundo y estas se ubican principalmente en el Congo, aunque también hay en Indochina y Canadá. Además, este material casi no se puede obtener puro, sino que se obtiene unido a otros minerales. 

Al ser un material tan codiciado por las empresas tecnológicas, corporaciones asiáticas y occidentales buscan el control de los yacimientos, sobre todo en el Congo. Esto ha dado lugar a múltiples conflictos de intereses y ha dado pie a que algunos grupos armados se hagan con el control de pequeñas minas. Además, la minería ha sido asociada con violaciones de los derechos humanos y condiciones laborales precarias, una explotación minera con trabajo manual, herramientas simples y las tecnologías más básicas.

Pero estas actividades extractivas no solo traen conflictos entre empresas, sino que también conllevan problemas medioambientales, tales como la contaminación de la atmósfera, de los ríos y de la tierra. Su obtención requiere la extracción de gran cantidad de roca y el uso de cantidades enormes de ácidos. Y el agua que se usa para purificar estas tierras se contamina con metales pesados y acaba en ríos, suelos y acuíferos sin ningún tipo de tratamiento. Todo esto afecta a la salud de los habitantes de la zona y trabajadores de las minas, quienes viven en condiciones de extrema pobreza y trabajan casi sin medios y sin protección.

Para evitar todos estos problemas, se están buscando formas de reutilizar el cobalto de las baterías. Un ejemplo de la reutilización del cobalto es el proyecto CoBAT, llevado a cabo por el Instituto de Tecnología Cerámica (ITC) , que separa, mediante un proceso químico, el cobalto de las baterías de litio y utiliza el material extraído para hacer pigmentos azules para teñir cerámica y vidrio, ofreciendo una alternativa sostenible y reduciendo la necesidad de nuevas extracciones. El uso del cobalto reciclado en el arte no solo permite una reutilización responsable de este recurso valioso, sino que también agrega un elemento único a las obras de arte. Los colores vibrantes y las texturas que se logran con el cobalto reciclado enriquecen la expresión artística y proporcionan una conexión tangible entre la ciencia y el arte. A medida que avanzamos hacia un futuro más sostenible, la exploración de las segundas vidas de los materiales se vuelve cada vez más importante. El cobalto, con su historia marcada por conflictos y preocupaciones ambientales, encuentra una nueva oportunidad en el mundo del arte, mostrando que la ciencia y el arte no son opuestas, sino que pueden unirse para crear un impacto positivo en nuestra sociedad y en nuestro planeta.

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