Seguramente todos hayamos escuchado hablar de la Ley de Murphy. Esta ley nos explica que si algo malo puede pasar, pasará.
¿Cómo surgió esta ley ? Apareció en 1949 en Estados Unidos durante el proyecto aeroespacial MX100, cuyo objetivo era probar la resistencia del cuerpo humano a una desaceleración extrema. En lugar de utilizar un muñeco de pruebas, el capitán John Paul Stapp, encargado del experimento, decidió participar él mismo.
Sin embargo, los resultados del instrumental no coincidían con sus sensaciones físicas, por lo que el ingeniero Edward Murphy propuso colocar nuevos sensores en el arnés de Stapp.
Murphy encomendó esta tarea a su asistente, quien colocó mal los cables, haciendo que la prueba fallara. Al descubrir el error, Murphy comentó que «si alguien puede cometer un error, lo hará». Sus compañeros empezaron a referirse a esta situación como la «Ley de Murphy».
Esta frase se hizo famosa cuando Stapp la mencionó en una conferencia de prensa, explicando que esta ley podía evitar accidentes al considerar siempre que «si algo puede salir mal, saldrá mal». Hoy en día esta frase es utilizada por los científicos antes de diseñar sus experimentos, les permite ponerse en lo peor y piensan “ ¿Que puede salir mal?
En 1995, el científico Robert Matthews decidió investigar la famosa Ley de Murphy en el famoso caso de la tostada con mantequilla y averiguar si era realmente «mala suerte»… ¡o ciencia!
Después de muchas pruebas, Robert descubrió que la tostada cae del lado de la mantequilla, ¡por la altura de la mesa y el giro en el aire! Después todo no se trataba de mala suerte, sino de pura física!
Lo mismo quisimos probar nosotros en nuestro laboratorio. Para nuestro experimento, comenzamos preparando diez tostadas. A cada una le untamos una capa de mantequilla en un lado, asegurándonos de que todas quedaran uniformemente cubiertas para que el peso fuera similar en cada tostada. Usar la misma cantidad de tostadas nos ayuda a tener un buen número de pruebas y obtener resultados más confiables. A continuación, lanzamos cada tostada al aire desde nuestras mesas de laboratorio. Apuntamos el resultado de cada lanzamiento en una tabla, marcando “mantequilla” o “no mantequilla” dependiendo del lado en el caía cada tostada.
Al final, con los datos de los diez lanzamientos pudimos comparar los resultados en cada caso.
Parecía cumplirse la ley de Murphy ya que en todos los casos nuestras tostadas caían hacia el lado de la mantequilla. ¿Fatalidad? Buscamos información y encontramos que estos resultados estaban relacionados con un fenómeno denominado movimiento angular. Este tipo de movimiento se refiere a cómo rota un objeto alrededor de un eje mientras se mueve en el aire.
Al deslizarse desde el borde de la mesa, la tostada empieza a rotar hacia adelante, iniciando un movimiento angular. La altura de una mesa promedio no es muy grande, lo que significa que la tostada solo tiene tiempo de girar aproximadamente media vuelta (180 grados) antes de tocar el suelo. Si al inicio la tostada tiene la mantequilla hacia arriba, después de girar media vuelta, caerá con la mantequilla hacia abajo. A mayor altura, la tostada tendrá tiempo para completar una o más vueltas enteras, haciendo que la probabilidad de que caiga con el lado de la mantequilla hacia abajo sea aleatoria. Es decir, con suficiente altura, podría caer de cualquier lado.
Entonces, el efecto de que siempre caiga del lado de la mantequilla depende más de la altura de la mesa y el movimiento angular que de una «Ley de Murphy» misteriosa.
¿Hay más ejemplos parecidos a la Ley de Murphy? Pues sí, nos hemos sorprendido al encontrar varios.
Pero ¿dónde está mi cuaderno de lengua, si recuerdo perfectamente que lo vi ayer? ¿Sabes que eso tiene una explicación científica? Es la ley del objeto perdido, que dice que los objetos que buscas jamás aparecerán cuando los necesitas, sino cuando estés buscando cualquier otra cosa, que en ese momento no la necesitarás.
Esto ocurre ya que cuando buscamos algo con urgencia, el estrés reduce nuestra atención y nos hace pasar por alto detalles. En cambio, al buscar otra cosa o estar más relajados, estamos más atentos al entorno, lo que facilita que encontremos objetos sin querer. Encontramos lo perdido en el último lugar donde buscamos. Esto es lógico: al encontrarlo, dejamos de buscar, y el «sesgo de confirmación» refuerza esta percepción.
¿Y cuando esperas en un restaurante a que llegue tu comida y el camarero siempre se dirige a otra mesa? Bueno pues también hay una ley que habla de esto.La llamada ley de Finagle que dice que cuando estás esperando con hambre en un restaurante, el camarero que parece acercarse con tu plato en realidad se dirige a otra mesa. Pero la explicación científica es que tu cerebro tiende a crear falsas esperanzas, interpretando cualquier cosa como la satisfacción inminente de tu necesidad.
Seguimos con más ejemplos. La Ley del Estacionamiento dice que siempre encuentras lugar cuando ya no lo necesitas. Esto sucede porque prestamos más atención a las plazas disponibles cuando ya no estamos buscando y tenemos el “sesgo de escasez,” que nos hace sentir que siempre faltan espacios cuando realmente los necesitamos.La Ley del Tráfico sugiere que la fila de al lado siempre se mueve más rápido. Esto ocurre porque nuestra atención se enfoca en lo negativo, como ver otras filas avanzar cuando nosotros estamos atascados.
Y está la La Ley de los Semáforos que establece que cuanta más prisa tenemos, más semáforos encontramos en rojo en nuestro trayecto. Esto pasa por nuestra percepción que agranda la sensación de urgencia y cualquier contratiempo nos parece más grande que las cosas buenas.
Como puedes ver, no todo es fatalidad, hay muchas explicaciones científicas al hecho de que «Si algo malo puede pasar, pasará», y no deja de ser una afirmación muy útil para que los experimentos tengan éxito.
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