El día 19 de diciembre de 2024 los siguientes alumnos de 3º de ESO D, Paula de la Carrera, Carlos Ceballos, Sara González, Lucía Raposo y Belén Cabezas del IES Zurbarán, entrevistaron al biólogo Alfonso Marzal, catedrático de Zoología en la Universidad de Extremadura.
Alfonso Marzal pasó gran parte de su infancia entre las dehesas extremeñas. Los fines de semana y las vacaciones disfrutaba en el campo de su familia en Olivenza, conviviendo entre animales y naturaleza. En la escuela mostraba gran interés por las Ciencias Naturales. Más adelante, sus profesores le transmitieron el conocimiento de la biología a través de la investigación y el descubrimiento. Recuerda que de niño devoraba con avidez las novelas de aventura de Julio Verne o Jack London. Su tremenda imaginación le proyectaba en el futuro como el investigador explorador y romántico que visualizaba al leer aquellos libros. Más de 30 años después, su sueño se convirtió en realidad.
Hoy es profesor de Biología y catedrático de Zoología en la Universidad de Extremadura. Colabora con universidades y entidades de Suecia, Lituania, Francia, América y Asia. Su labor le ha valido varios reconocimientos internacionales. Proyectos de gran envergadura y prestigio que se empequeñecen al lado del que es el proyecto de su vida. “En la Amazonia peruana he podido
unir mis inquietudes profesionales con las personales. Es el proyecto en el que más feliz me siento y el que más me llena”. Algo que Marzal, de 46 años, considera un privilegio.
Otra de sus líneas de trabajo se centra en analizar las clases de parásitos que existen en las especies de la fauna autóctona, descubriendo, entre otras, una especie de malaria originaria de Europa. Investigar las enfermedades en aves es clave para comprobar cómo el comportamiento de estas pueden replicarse en los humanos.
Sus indagaciones en Perú se han centrado en el campo de las enfermedades infecciosas emergentes. Una de las líneas principales de su trabajo nació en el centro de rescates de fauna silvestre URKU, en Tarapoto, una región clave en el tráfico ilegal de especies. Descubrieron que muchos de los animales que iban a ser traficados hacia otras partes del mundo estaban infectados. “Es como un caballo de Troya. Metemos un animal en otra parte del mundo sin ningún tipo de control y dentro van patógenos que dispersan la enfermedad. Introducimos no solo especies enfermas, sino enfermedades que pueden dar el salto a los humanos”, afirma Marzal.