Hace unos meses en algunos centros comerciales y otros lugares públicos pudimos ver colas enormes de gente para vender su iris.
Esta práctica consiste en permitir a una compañía el escaneo del ojo a través de una esfera plateada conocida como the orb y, a cambio, recibir una suma de monedas digitales cuyo valor podría llegar a alcanzar los 200 euros.
Te colocan una esfera plateada cerca del ojo y en cinco minutos más o menos te pueden ingresar hasta 200 euros para canjear en bitcoin.
El miércoles 6 de marzo la Agencia Española de Protección de Datos prohibió su comercialización. José Alejandro Casamitjana, ingeniero informático y experto en ciberseguridad, avisa de que el hecho de vender el iris tiene los mismos peligros que cuando te copian el DNI. Según dice Casamitjana ,el modus operandi de estas empresas se basa en transformar los datos biométricos en algoritmos, con el fin de funcionar como un factor de autenticación.
La empresa operadora de este mercado, ha logrado conseguir el iris de más de 400.000 usuarios en España, la mayor parte en Barcelona, Madrid y Valladolid.
La moda de vender el iris a cambio de criptomonedas crea ciertos peligros, ya que permite la identificación de la persona a través de una característica física que siempre será la misma, lo que puede elevar el riesgo del uso que se puedan hacer con estos datos, llegando a la posibilidad de atentar contra las libertades de las personas, además de permitir que una empresa, en este caso Worldcoin, pueda ceder y compartir los datos sin control.
Algunos de los riesgos más destacados son la suplantación de identidad, la ciberdelincuencia o el condicionamiento que estos datos pueden tener en un futuro a nivel profesional.
Elio Díez-Feijóo, oftalmólogo especialista en superficie ocular en Centro de Oftalmología Bonafonte, dice que el iris es una manera única de identificar a las personas, ysu forma es una contraseña muy compleja.
El iris es una unión aleatoria de músculos y tejidos conectivos, hasta se han podido descubrir diversas enfermedades a través de los ojos.
Feijóo es conciente de que existen peligros detrás de lo que parece un negocio inofensivo y recomienda no usar el iris para ninguna otra transacción.
El tratamiento de datos biométricos -como los que se obtienen de la lectura del iris- están considerados por el Reglamento General de Protección de Datos como de especial protección, ya que conlleva elevados riesgos para las personas debido a la naturaleza sensible de esa información.
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