En Espiciencia seguimos a la caza y captura de mitos.
Una mamá que trabaja en un supermercado, nos hizo llegar un vídeo en el que un hombre está muy preocupado porque dice que alguien recubre las frutas de cera con la intención de hacerlas más brillantes y atractivas y así de alguna forma engañar a los consumidores y recomienda que se pele la fruta para evitar ingerirla por su peligrosidad.
Estos vídeos suelen despertar mucha alarma insinuando que con este truco nos están envenenado y así consiguen mucha difusión, pero lo que cuentan es un bulo, como ya han señalado en redes divulgadores como Miguel Ánguel Lurueña, tecnólogo de los alimentos.
https://twitter.com/gominolasdpetro/status/1134462299429900289
https://twitter.com/gominolasdpetro/status/1134462415230373888
Ni cortos ni perezosos nos pusimos en acción y repetimos paso a paso el experimento que se observa en el vídeo:
Pudimos comprobar que, efectivamente, a veces la fruta está cubierta de cera o sustancias similares. La propia fruta genera esa cera que sirve de protección ante agresiones externas y para preservar las sustancias de su interior ya que, aunque para nosotros sean alimentos, para las plantas que las generan las frutas son un elemento reproductivo: son el elemento encargado de albergar sus semillas y de favorecer su germinación de la forma más eficaz posible. De ahí que cuente con todas las capas protectoras posibles, incluida la cera.
La cera las protege de agresiones o sustancias externas, y por eso si dejamos caer gotas de agua sobre ellas estas resbalan sobre su superficie. También actúa como protector solar, reflejando los rayos UVA e impidiendo que dañen las células de la manzana. Por otro lado, evita que salgan sustancias del interior, básicamente agua evaporada, oxígeno y CO2.
Otras veces esa capa se añade de forma artificial (agentes de recubrimiento) para conseguir precisamente esa protección y de paso, mejorar su aspecto ante los consumidores, una ventaja añadida, ya que una manzana con película de cera es más brillante y por tanto más atractiva para el consumidor.
El aspecto de los alimentos es uno de los principales criterios por el que los elegimos a la hora de hacer la compra, y la fruta brillante y lustrosa tiene más probabilidades de terminar en nuestra cesta de la compra que otra más arrugada o mate, aunque en realidad su sabor o propiedades sean las mismas. Esto tiene otra consecuencia: se fomenta la compra de fruta, con lo que mejora la alimentación y se reduce el desperdicio.
En todos los casos esa cera está en cantidades muy pequeñas que siempre son seguras para la salud. Se emplean distintos productos, desde cera de abejas (E-901) hasta ceras de distintas plantas (candelilla o E-902, carnaúba o E-903), productos provenientes del refinamiento del petróleo (cera microcristalina o E-905) o resinas y gomas (la goma laca o E-904, la goma ester o E-445).
Estas ceras son seguras. Como ocurre con todos los aditivos alimentarios, la legislación europea evalúa su seguridad periódicamente en base a las dosis habituales de utilización y solo permite su uso en aquellas dosis que están por debajo de lo que se considera seguro. Eso quiere decir que cuando te comes una manzana con piel, esta puede estar recubierta por sustancias cerosas, pero estas no suponen un riesgo para tu salud.
Es importante señalar que su seguridad no depende de que esas ceras estén presentes en la manzana de forma natural o porque se hayan añadido después de manera artificial. Que una sustancia sea natural no la hace más segura que una artificial.
Al final, nos lavamos las manos, y con mucho apetito, nos merendamos las manzanas. Con piel, por supuesto.
No hay mejor manera de aprender que mediante experimentos, nos alegra que repitáis los experimentos para desmentirlos, aunque faltaría profundizar en algunos argumentos más ¿Sabéis si la cera que obtuvisteis era natural o artificial? ¿Cómo? ¡Gracias por la aportación!